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AMIA a 20 años 20 julio 2014
Alfredo Leuco, en su editorial de Le doy mi palabra, habló en homenaje a los
20 años pasados después de la tragedia de la AMIA.
Hace exactamente 10 años, con estas mismas lágrimas, en este mismo lugar,
con esta misma impunidad y a esta misma hora yo decía esto:
Hoy es el aniversario de la noche mas terrible y asesina que todavía
oscurece nuestra mirada y nuestro futuro democrático. La noche sigue porque
la investigación no tiene luz y porque los muertos no tienen paz. La noche
sigue porque los muertos no tienen justicia y sus familiares siguen
esperando y luchando.
Eso lo dicen las banderas negras del luto que flamean con su reclamo bíblico
de juicio y castigo a los que levantaron las banderas negras del odio. Eso
lo dicen quienes son capaces de salir de los números fríos y de los
conceptos para meterse de lleno en las historias de vida y de muerte de la
AMIA.
Hay dos historias que resumen muchas y que hoy quiero compartir con ustedes.
Una es la de Seby, como le gustaba que le dijeran a Sebastián. Tenía 5 años.
Quería ser presidente para pagarle mucha plata a los jubilados. Asi le dijo
un día a su maestra. Era supercharlatán pero le daba verguenza ser
abanderado.
Una vez, en el almacén, se le acercó una amiga a Rosa, su madre y en broma
comenzó a llamarlo: "Che, pibe". Y nada. La mujer insistía y como si nada,
seguía mudo. Al tercer che pibe, Seby reaccionó y le dijo: " Yo me llamo
Sebastián.¿Porque me decís che pibe? ¿Te gustaría que yo te diga che vieja?"
Sebastián era maravilloso como todos los chicos de cinco años. Adoraba las
tortugas Ninja y andar en bici. Pero a quien mas quería además de sus padres
era a Lara y Pamela. Lara era su hermana, una bebita hermosa de diez meses.
Pamela era la reina de la casa y también la perrita.
Un día Sebastián preguntó:
- ¿Mama, donde está el abuelo Julio?
- En el cielo.
-Ah, igual que el abuelito Jose.¿Y cuando se van las personas al cielo?
- Y.. cuando la gente es grande, se va haciendo viejita y después el alma se
sale del cuerpo y se va al cielo. Pero para irte al cielo tenes que ser muy
bueno.
- Mama, ¿Vos nunca te vas a ir al cielo, no?
- No se, Seby, cuando sea muy viejita, pero falta mucho para eso.
- Ah, entonces en ese momento yo voy a estar al lado tuyo, te voy a agarrar
el alma y no la voy a dejar subir al cielo y te la voy a volver a poner en
el cuerpo. Asi te quedás conmigo.
El lunes 18 de julio de 1994, a las 9.53 de la mañana, Sebastian caminaba
por Pasteur al 600 de la mano de su madre. Iban al Hospital de Clínicas.
Rosa se salvó de milagro y Sebastián murió entre los escombros. A fin de
año, cuando los compañeritos de Sebastián terminaron el jardín y pasaron al
preescolar, hicieron una fiesta para recibir los diplomas. También hubo un
diploma para Sebastián. Al final, los chicos soltaron un globo al aire con
el nombre de Sebastián, para que se fuera al cielo, con su abuelito Julio y
su abuelito José.
.......
La otra historia es la de Faivl, aunque todos le decían Pablo porque era mas
fácil. Tenía setenta y tres años y estaba desocupado. Faivl o Pablo había
nacido en un pequeño pueblito de Polonia. Llegó a la Argentina como tantos
otros a los ocho años. Hizo la primaria. Conoció gallegos, tanos, turcos,
otros rusos y se hizo ciudadano argentino como tantos otros gauchos judíos.
Incorporó el mate al leikej de miel, disfrutó tanto de los asados como de
los varenikes, se leyó sus buenos libros y se dedicó a relacionarse con la
gente polemizando sobre cuanta cosa existiera. Era porfiado Faivl. Le
gustaba entreverarse en las discusiones como en una lucha de ingenio. Faivl
o Pablo le decía siempre a su sobrino: "venite a tomar unos mates y vamos a
pelear un poquito."
Fue sastre como su padre y llegó a tener un taller de confecciones. Vivió
tres años en Dimona en Israel y dos en Ramat Aviv. En la Guerra de los Seis
Días, se ofreció como voluntario pero no lo aceptaron. No tenía preparación
militar, nunca había disparado un solo tiro. Después se volvió a la
Argentina y fue empleado por mucho tiempo. Y por su edad fue descartado del
trabajo como muchos argentinos. Se convirtió en un ejemplo vivo, explosivo y
dramático de los tiempos que corren: era mitad jubilado y mitad desocupado.
El 18 de julio de 1994, a las 9.53 hs estaba en la bolsa de trabajo de la
AMIA, esperando su turno, esperando encontrar un empleo y encontró la
muerte.
Unos días después, un amigo no judío de Faivl-Pablo fue a la AMIA para que
le dieran una constancia de que ese nombre- Faivl- realmente existía. Quería
bautizar así a su hijo recién nacido y en el Registro Civil se negaban.
Era un homenaje a ese argentino-polaco simpático y peleador. Era un homenaje
a tantas charlas entre mate y leikej de miel.
......
Sebastián se llama Sebastián Barreiros y fue el mas chico de los 85 muertos.
Faivl-Pablo, se llama Faivl Dyjament y fue el mas grande de los 85 muertos.
La muerte no los discriminó, la bomba tampoco.
Un chico y un viejo, unidos por la muerte. Un no judío y un judío, unidos
por la muerte. Uno caminaba por la vereda y el otro estaba en el corazón del
edificio.
Sebastián y Faivl son dos argentinos que nos explotaron en la cara y que nos
clavaron en la memoria esquirlas que todavía duran. Para recordar el dolor
que no cesa.Sebastián y Faivl son las dos puntas de la vida y se encontraron
en la muerte. Son mucho mas que dos velas encendidas por la memoria. Son dos
vidas inmoladas. Son dos almas en pena por la impunidad.
La muerte no los discriminó. Ojalá la vida tampoco los discrimine.
........
Esto fue lo que dije hace exactamente 10 años en este mismo lugar, con esta
misma impunidad y con estas mismas lágrimas.
Hoy, a 20 años quiero agregar solamente un par de reflexiones.
La impunidad no es producto de una tormenta o un fenómeno natural. Es la
construcción mas nefasta que hizo el estado argentino en todos pilares. En
la justicia, en el parlamento y entre 8 presidentes que pasaron y pasaron.
El atentado terrorista mas grave de la historia argentina y el crimen
antisemita mas grave ocurrido desde la Segunda Guerra Mundial nos hizo un
agujero negro en el alma que hoy es imposible de llenar. Es como si 85
hermanos siguieran muriendo todos los días porque sus tumbas siguen abiertas
porque no pueden descansar en paz.
Hoy la bronca se multiplica por ese pacto nefasto, tenebroso e
incomprensible que el canciller Héctor Timerman firmó con Irán. Porque es el
mismo canciller que se sienta en primera fila y aplaude lo mismo que aplaude
Luis D Elía, vocero iraní, fanántico antisemita y violento promotor del
fusilamiento de disidentes.
Irán es un país que se enorgullece del uso bélico de la energía nuclear y
que quiere borrar al estado de Israel de la faz de la tierra porque niega la
existencia del holocausto, la Shoa, la degradación mas grande que tuvo la
humanidad que fue el nazismo y el genocidio de 6 millones de personas en los
campos de concentración y las cámaras de gas.
Héctor Timerman quedará grabado en la historia como el responsable de haber
sido el ejecutor, el autor material de este crimen de lesa impunidad. De
esta "alta traición al pueblo hebreo y al pueblo argentino", según las
palabras de su ex amiga y ex jefa política, Elisa Carrió. Un canciller no
judío no se hubiera atrevido a tanto.
Para que llorar no se vuelve una costumbre. Para que las velas alumbren la
oscuridad del crimen de lesa humanidad, de los países que fomentan el
terrorismo, de la conexión local, del encubrimiento de estado. Para que
nunca más.
Para que solo pidamos la muerte de la muerte para toda la vida. Hasta que
cierren las heridas que todavía están abiertas. Hasta que se cierren las
tumbas. Hasta que se abra la verdad.
http://secciones.cienradios.com.ar/radiomitre/2014/07/18/amia-20-anos/

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