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Jewish Tours Argentina

Mi nombre real es Elías David Raijchman y pertenecí al Mossad, Organismo de Inteligencia Israelí en los años que van de 1958 a 1964. Mi nombre en clave era "Eda Rai", y muchos agentes extranjeros me confundían con una espía fememina.
Durante mi estadía en el Mossad, serví a las órdenes de Isser Harel y conocí personalmente al famoso "cazador de nazis" Simón Wiesenthal.
Recuerdo que estando yo de guardia en la "centralita de escucha", recibí la orden de presentarme ante el mismísimo Primer Ministro David Ben Gurión al día siguiente a las 0900.
Como la orden fue transmitida en clave, concurrí sólo y sin avisar a nadie...era un código que se debía cumplir a rajatabla.
Pero mi primer sorpresa fue que cuando llegamos al sitio de reunión y ya estaban allí mis comaradas Rafi Eitan y Peter Malkin.
Nos recibieron el Primer Ministro y el Jefe del Mossad Isser Harel.
Allí fuimos impuestos del operativo "Garibaldi" que se desarrollaría en el lejano país de Argentina y que tenía como objetivo central la captura, secuestro y posterior traslado a Israel del asesino nazi Otto Adolf Eichmann, que tuviera, durante la segunda guerra mundial, el "importante" cometido de encontrar la "Solución Final" para los millones de judíos detenidos en los campos de concentraciones nazis. Y vaya si encontró esa "solución" al promover y dirigir el traslado de esos millones de seres, mujeres, ancianos, niños a las cámaras de gas.
Ya en Buenos Aires, en la localidad de Bancalari en el Partido de San Fernando, comenzamos a vigilar la casa y los movimientos de Eichmann en la calle Garibaldi. Fui el encargado de su seguimiento durante una semana, comprobando que Eichmann era un anciano enjuto, de físico esmirriado, y para nuestra suerte era de hábitos cotidianos. Trabajaba en la fábrica de autos Mercedes Benz, hacía siempre el mismo recorrido en ómnibus, todas las tardes a la misma hora se sentaba en el mismo banco de la plaza de su barrio y allí pasaba por un anciano inofensivo y pacífico...sólo un detalle lo delataba como el prófugo asesino que era...jamás estaba más de diez segundos sin mirar hacia sus costados, como temiendo algo...quizás ese estado de temor y tensión era el castigo callado, silencioso e imperceptible por sus crímenes.
Lo fotografiamos, cotejamos sus rasgos, enviamos todo lo investigado a Israel y de allí se nos dio luz verde. La orden era su secuestro y traslado pero si algo fallaba debía morir. Ya había escuchado yo antes la historia del tambien asesino nazi Herberts Cukurs, quien fuera citado desde Brasil donde vivía al Balneario Uruguayo de Atlántida, con la finalidad de "concretar un negocio", cuando en la realidad la pretensión era secuestrarlo y trasladarlo a Israel para ser sometido a juicio, pero algo había salido mal y debió ser ajusticiado allí mismo...no queríamos que esta vez ocurriera algo similar.
Eran las 2000 horas cuando descendió Eichmann del ómnibus, y cuando caminaba a su casa distante docientos metros de la parada entramos en acción...Eitan y Malkin lo aferraron y lo introdujeron al auto que yo conducía...el segundo equipo que estaba a la orden por si fallábamos no participó. Fue extraño pero Eichmann no se resistió. Luego de un extenso interrogatorio aceptó ser quien ya sabíamos que era. En su defensa sólo argumentó que cumplía órdenes y no cumplirlas significaba la muerte.
Por problemas técnicos el avión de la compañia israelí El Al demoró una semana en lograr aterrizar en Ezieza. En cuanto lo hizo, esa misma noche, simulando que era un compañero ebrio, lo subimos al avión como si fuéramos todos tripulantes de la nave. Eichman iba medicado y no tenía pleno conocimiento de lo que ocurría. Descendimos en Haifa, y luego llevamos al asesino nazi a Jerusalén donde fue enjuiciado y condenado a morir en la horca, lo que se cumplió el 31 de Mayo de 1962, siendo incinerado su cadáver y las cenizas arrojadas al mar.
Jamás recibí una premiación o reconocimiento por este operativo encubierto (por ese mismo carácter de encubierto) y además porque el gobierno argentino planteó internacionalmente una disputa legal por lo que ellos consideraron un secuestro ilegítimo de un ciudadano radicado en su suelo y no convenía que se supiera quienes habíamos participado.
Hoy, luego de transcurridos tantos años puedo contarles a mis nietas las últimas palabras de Eichamn antes de morir:
"Larga vida a Alemania, larga vida a Austria y Larga vida a Argentina. Estos son los países con los que me identifico y nunca los voy a olvidar. Tuve que obedecer las reglas de la guerra y las de mi bandera. Estoy listo.".
Como ven no exisitió arrepentimiento de su parte. Al menos en este mundo se hizo justicia.

Elías David Raijchman
 
 

 

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